LAS VIBRACIONES: SU PODER Y SU INFLUENCIA (2)
Los pensamientos que piensa el hombre y los deseos que recibe siempre regresan cargados densamente con frutos de su propia naturaleza. En el lenguaje común se diría: "Las gallinas regresan a su percha". Nunca se ha escrito o dicho mayor verdad.
He aquí un ejemplo más o menos burdo de esta Ley: si somos impulsados por pensamientos y motivos (sentimientos) de amor y bondad, automáticamente y sin esfuerzo personal, tal actitud creará vibraciones en armonía con los pensamientos originales. Estas vibraciones inmediatamente penetrarán por todo el ser, envolviéndolo con un aura de Luz y de Vida.
Estas vibraciones positivas elevarán el fuero interno espiritual al nivel de las vibraciones originales. Distribuirán radiaciones de salud y fortaleza por todo el ser y elevarán sus actividades a un estado de vida superior.
Estas ondas vibratorias también dejan el cuerpo físico, y viajando por el espacio hacen contacto con otras vibraciones (de personas de naturaleza semejante); con el contacto aumenta su fuerza, pero ellas siguen alejándose, en un esfuerzo de cumplir con su misión original. En el curso de su existencia, el ciclo de su actividad se completa regresando a su originador. Las vibraciones positivas y útiles regresan a sus originadores cargadas de poder de vida, salud, éxito y felicidad. Debido a que la Ley es doble (dual), es igualmente verdadero que los pensamientos y deseos maléficos actúan en forma similar, pero a la inversa.
Si un individuo dirige malos pensamientos hacia cualquier persona en particular, las vibraciones que pone en movimiento buscarán y alcanzarán a esa persona. De tener una mente receptiva, y si los pensamientos y deseos que tal persona abriga son de naturaleza semejante, entonces automática e inconscientemente recibirá estos pensamientos que se le enviaron. Reforzarán sus propios pensamientos, causando mayor mal, y las vibraciones malévolas combinadas retornarán al primero que las envió.
Por el contrario, las ondas de pensamiento de amor, bondad, esperanzas, valor y buena voluntad crearán vibraciones de fuerzas semejantes. Cuando estas vibraciones dejan al que las origina, parten con una misión de amor y bondad, de naturaleza igual al pensamiento original. Al alcanzar a aquellos que se encuentran abiertos para recibir estos pensamientos, las vibraciones los despertarán y serán un estímulo a la salud, al éxito, a las ideas optimistas, ayudando a su bienestar, felicidad y éxito; entonces, para completar el ciclo vuelven a su originador, llevando consigo las fuerzas acumuladas del bien.
Las vibraciones creadas por sentimientos depresivos de miedo, de sospecha, de malicia y sus semejantes, serán deprimentes y aminorarán las vibraciones de salud y éxito. la mente positiva, por medio de pensamientos constructivos y nobles, puede así mismo, elevar sus vibraciones de modo que éstas puedan disipar las vibraciones que producen cualquier enfermedad o fracaso.
No es realmente necesario dirigir precisamente los pensamientos a otra persona. La actitud mental, de ser habitual e intensa, tanto de buena voluntad y benevolencia, o de resentimiento o malevolencia hacia otro, origina y pone en movimiento las ondas vibratorias que encontrarán su camino hacia el objeto del pensamiento. Si tal persona es de actitud mental semejante, estas ondas encontrarán alojamiento; de no encontrarla, y al ser malévolas, retornarán a su originador, o sea al que las envía, bien cargadas de poder destructivo.
La telegrafía está diseñada a semejanza de la actividad mental del hombre. El generador crea la corriente y el operador transmite el mensaje. El hombre es en sí mismo un completo transmisor. La mente, incluyendo los pensamientos y deseos, es un generador que crea las vibraciones u ondas de corriente. Los deseos o sentimientos actúan como el operador y envían o descargan las ondas. El hombre es a la vez el generador, transmisor y receptor, aunque esto es algo de lo que rara vez se da cuenta. El envía, con frecuencia inconscientemente, descargas: las vibraciones creadas por su actitud mental. Recibe, a su retorno, estas vibraciones, además de aquellas descargadas por otros con los que se encuentra en afinidad.
La grandiosa LEY PROTECTORA es: Nada puede llegar al hombre que no esté acorde con sus propios pensamientos, sentimientos o deseos. Si la actitud mental es negativa, pasiva, indiferente o desesperanzada, su ser entero se encuentra en estado perfecto para recibir vibraciones pesadas, perezosas y deprimentes de otros y estará gobernado por ellas.
Si el hombre es mentalmente positivo, alerta y optimista, recibirá solamente las vibraciones de pensamiento vigorizantes, refinadas y de pensamiento elevado. Estas se registrarán en todo su ser y serán un incentivo para la acción en armonía con estas fuerzas vibratorias recibidas.
El entendimiento de estas Leyes de la Vibración en relación con el pensamiento, el deseo y muy especialmente, con el sentimiento, ayudará mucho en el desarrollo de un incentivo para cultivar hábitos de pensamiento normales, saludables y elevados. Este entendimiento se torna en necesidad y estímulo para hacer todo esfuerzo por fortalecer la fuerza de voluntad, a fin de resistir el entregarse a pensamientos bajos que crean las vibraciones de enfermedad y de fracaso. Una vez que se entienden los ciclos vibraciones, inmediatamente se reconocerá que la actitud mental es mayormente cuestión de costumbre, que a su vez puede resultar en fuerza de Voluntad o deseo que se cristaliza en tendencia precisa.
Si la fuerza de Voluntad inconscientemente se ha deslizado a una actitud negativa e indiferente referente a los asuntos y acción en la vida, con pensamientos arrastrados a canales indeseables y depresivos, se impone ejercer el esfuerzo enérgico, positivo y persistente para mejorar esta flaccidez mental, que realmente equivale a una enfermedad.
(Dr. R.S. CLYMER -LA LEY DIVINA-)
"El pensamiento dibuja una idea- forma y una imagen mental; la imagen mental impulsa al hombre al acto; el acto es el origen del hábito; la repetición del acto forma el carácter y el carácter es el padre de la voluntad".
(Dr. Jorge ADOUM)
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